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Apple entra en la guerra de plataformas

El lanzamiento esta semana de Apple TV + culmina la obsesión de la casa de Cupertino por abrirse un hueco en el audiovisual

Apple aterriza esta semana en la televisión. Llega tarde, con poco contenido y sin ambición de suplantar a la competencia; no obstante, cuando el 1 de noviembre Apple TV + se estrene en cien países, España incluida, el mundo de la pequeña pantalla se verá, una vez más, sumergido en una nueva fase de transformación provocada de la irrupción del streaming. La de Apple es la primera de una serie de plataformas que se irán lanzando en los próximos meses, cada una con una estrategia y una casa gigante detrás, de Disney al bastión estadounidense NBC, lo que inevitablemente supondrá una reorganización del contenido y las preferencias del público. Es lo que en Los Ángeles llaman la guerra de plataformas y comienza ahora.

En esta guerra entre gigantes, Apple compite con pocos títulos y la promesa de que todos son premium. A cambio, ellos piden al público menos dinero que la competencia (cinco euros). En su primer día, el viernes, habrá nueve títulos disponibles. Estará su producto estrella, The Morning Show, una comedia de periodistas protagonizada por Jennifer Aniston, Reese Witherspoon, y Steve Carrell; un programa de literatura presentado por Oprah, con Ta-Nehisi Coates en el primer capítulo,y Dickinson, una comedia infantil sobre la adolescencia de la poeta Emily Dickinson. La competencia, dos semanas después, será el lanzamiento de Disney + (no en todo el mundo: en España, no tiene fecha de lanzamiento), una plataforma que viene con una razonable cantidad de producción propia, pero sobre todo habrá un catálogo opulento, lleno de taquillazos de de Marvel, Star Wars, Los Simpson y Pixar reunidos con toda la producción histórica de Disney.

No es el momento, ni seguramente tampoco el contexto, en el que Apple querría estrenar su televisión. Pero el camino hasta aquí ha sido tortuoso para la casa de Cupertino. En su sede se entiende que la televisión es la mejor cura para su dependencia en el iPhone, principal fuente de sus ingresos; y ya que las ventas de ese terminal están bajando -un 17% este año respecto a 2018-, el audiovisual se ha vuelto un destino esencial, si bien no siempre accesible. El primer experimento, en 2017, fue una serie llamada Planet of apps, sobre la creación de aplicaciones, que se podría ver desde Apple Music. Resultó ser un estrepitoso fracaso, especialmente de crítica (“dolorosa” y “aburrida”, dijo The Guardian) que se canceló tras diez episodios. Fue el comienzo de los rumores de que la gente de la tecnología no sabía muy bien cómo moverse en la industria del entretenimiento.

La casa fichó entonces a dos históricos ejecutivos de Sony, Jamie Erlicht y Zan Van Amburg, para corregir el rumbo. En 2018, el camino hacia lo que es Apple TV + ya estaba si bien no perfectamente delineado, sí más marcado. Como en la telefonía, Apple sería la casa de la calidad. Tenían dinero y con él, podrían conseguir estrellas: el talonario atrajo a Reese Whitherspoon, Oprah, M. Night Shyamalan y Steven Spielberg. Pagarían, además, de antemano, no como Netflix, que paga a sus estrellas por plazos durante la producción. Pero aún quedaba algún paso en falso en el camino. La televisión tenía que lanzarse en marzo de aquel año pero se retrasó sin mayor explicación. Hollywood estaba lleno de historias de cuántos problemas inesperados se habían encontrado los de Silicon Valley con la industria del entretenimiento, sobre todo con el hecho de que las series de Apple tenían que en encajar con la imagen de la compañía.

Se rodó una serie biográfica sobre el rapero Dr. Dre, pero, Según The Wall Street Journal, cuando el consejero delegado de Apple, Tim Cook, se sentó a ver lo que resultaron ser capítulos llenos de violencia, sexo y cocaína, mandó cancelarla. En The Morning Show, se despidió a la showrunner poco antes de rodar porque sus bromas podrían molestar a ciertos espectadores (que podrían vengarse dejando de comprar Apple). La encargada de su reemplazarla, una persona con menos experiencia, acabó por retrasar el rodaje y el lanzamiento de todo el canal en general.

Así, los mil millones de dólares que en 2017 habían separado para la producción de sus series se acabaron convirtiendo en seis mil. Entre los problemas de producción y los honorarios de su estrellas, The Morning Show ha acabado costando unos 15 millones por episodio, más que la última temporada de Juego de tronos. Se la podría la serie más cara de la televisión si no fuera porque See, también de Apple, ha tenido un presupuesto aún mayor para su historia de ciencia ficción y con Jason Momoa (Aquaman). Si Netflix invierte 15.000 millones al año para hacer incontables series y programas, Apple ha acabado gastando la mitad para hacer 12.

Lo cual puede suponer una ventaja. A la guerra de plataformas cada uno va con el arma más poderosa que tiene. Netflix, la mayor plataforma del mundo, tiene una producción propia imbatible, de todo género y nivel de calidad. HBO, más modesta, tiene sin embargo la puntería y la imagen de marca que dan décadas de experiencia. Las marcas comerciales conocidas son propiedad de Disney. Y de la televisión clásica se ocupan las dos siguientes plataformas que quedan por salir en Estados Unidos, en 2020, HBO Max, de TimeWarner y The Peacock, de NBCUniversal: ambas creaciones de gigantes de la televisión que quiere explotar sus catálogos en lugar de que lo haga Netflix. Al final, el mejor hueco que podría tener Apple es ser la empresa que invierte mucho dinero que hacer cosas de mucha calidad. La victoria en el nuevo, y muy saturado, mundo televisivo no es solo cuánta gente logres atraer, sino lo bien que convivas con el de al lado.

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